
Te busqué debajo de las piedras y no te encontré, en la mañana fría y en la noche te busqué, hasta enloquecer. Pero tú llegaste a mi vida como una luz sanando las heridas de mi corazón y haciéndome sentir vivo otra vez. No quería ni hablar ni tampoco comer no quería cantar no sabía que hacer. Esa herida sangro y mis ojos perdí, pero ahora yo soy el futuro de los dos.
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